El presente de la cantante Melissa Ferlaak parece ser cada vez más caótico e incierto. Tras abandonar Aesma Daeva, Visions of Atlantis y Echoterra, la cantante más prometedora del panorama sinfónico ha participado en multitud de proyectos que no parecen llegar a buen puerto.
Sin embargo, su colaboración con la agrupación Adyta o su reciente incorporación a la banda Plague of Stars, renqueante y desapercibida, no han sido suficientes para que la estadounidense cese en su empeño por encontrar su nicho; si es que de verdad lo está buscando.
MY Eternel es la nueva aventura que acaba de comenzar junto al músico Voa Voxyd (Ad Inferna). Enésimo proyecto que sorprende no por su calidad, si no por su registro. Alejándose del metal, Pursuit Of A Higher Throne es la primera obra de esta nueva etapa ambiental.
Sí, habéis leído bien, ambiental: parece que los riffs y las baterías no acaban de saciarla, y se ha decantado por sonidos más envolventes e inspiradores; canciones tranquilas y apacibles que le ayudan a uno a alcanzar el sentido de la vida. En fin.
Un coñazo es lo que es. Un coñazo. Y con mayúsculas. Un prólogo prometedor y siete epílogos similares entre sí que ni la poderosa voz de la soprano puede defender.
Unos 40 minutos en los que se puede meditar sobre el por qué de su abandono de la banda austriaca Visions of Atlantis. 40 minutos en los que pensar sobre por qué una de las voces más notables del género agoniza en estos trabajos sin futuro. 40 minutos en los que entonar un ‘por qué’ visceral.
Puede que no sea una crítica objetiva y profesional, pero tras seguir la trayectoria de Melissa y ver cómo bandas anteriormente mencionadas han conseguido un éxito aceptable gracias a su voz, quizá sea frustrarte verla involucrada en estos lares mediocres.
Puede que las esperanzas de volver a disfrutar de su técnica vocal en una agrupación estable hayan nublado el objetivo de este nuevo proyecto titulado MY Eternel.
Y no es que el disco comience mal. El prólogo, Prologe, amanece tímido, pero finaliza fuerte con una voz majestuosa acompañada por un sonido épico de fondo. Notas que intrigan y preceden a lo que debería ser un trabajo señorial. Un salto desde lo alto hacia el vasto mar.
Pero lo idílico se esfuma en cuanto comienza Dreams. Un epílogo, como el resto de canciones. Nanas ambientales que van decayendo hacia un final que nunca llega. Y así, hasta seis veces, hasta que a la séptima, Absent Horizon da la estocada final: ocho minutos que aportan con su grueso un poco de dignidad al trabajo, pero que sin embargo, se hunde drásticamente con un colofón de serie B.
Un ‘sí pero no’. Cuando parece que la canción va a despegar, pierde fuerza y se vuelve monótona. Quizá Etérnelove pueda llegar a gustar porque muestra el potencial de Melissa, y quizá Les Flammes d’une passion tenga cierta personalidad al ser más sensual. Pero por lo demás, una decepción. Una derrota que ni el perfume homónimo al disco que Aziza World ha diseñado como homenaje a la publicación puede endulzar.
El refrán dice que el que avisa no es traidor. Y no será justo seguramente cargar contra este Pursuit Of A Higher Throne de esta manera, ya que fue presentado con anterioridad como un trabajo ambiental. Aun así, es inevitable irritarse al pensar que la estadounidense podría volver con un trabajo metal triunfal y duradero.
Seguiremos esperando. Mientras tanto, los seguidores de su etapa más brillante podréis resignaros a pensar que este último trabajo no es más que un capricho musical pasajero. A los demás puede serviros de ayuda en las noches de insomnio.