Como si de una alegoría de la propia sociedad española se tratase, la crisis económica actual ha hecho mucha mella también en la escena metalera nacional. Y es que cada vez hay una desigualdad mayor entre las bandas “grandes”, tanto las nacionales como las que vienen de fuera, y las bandas “pequeñas”, que a pesar de tener un talento increíble y dejarse el alma en los escenarios, cada vez les cuesta más poder seguir tocando, y mucho menos vivir de esto.
Esta desigualdad tan grande se ha remarcado en estos años, incluso en la propia mentalidad del rockero/metalero español, que prefiere gastarse chorrocientos euros en ver por enésima vez a Metallica, Judas o Maiden (con todos mis respetos a estas enormes bandas, por supuesto), pero ni se molesta en pasarse por los conciertos que las bandas jóvenes dan a tres pasos de su casa, con una entrada de risa. Eso, por supuesto, provoca que la escena nacional cada vez lo tenga más difícil para sobrevivir. Sin embargo, todavía nos quedan muy buenos ejemplos, y el sábado en Sevilla lo comprobamos.
En la pequeña y coqueta Sala Underground de Alcalá de Guadaira se reunieron tres bandas muy diferentes entre sí, pero con una misma misión: demostrar que hay muchísimo talento en el metal nacional, en todas sus vertientes, y darle al público que había ido a verlos una buena dosis de caña. Y los que asistimos pudimos quedar bien satisfechos, está claro.
Los encargados de abrir fuego fueron My Own Tempest, jovencísima banda de Sevilla que, si no me equivoco, se estrenaba en directo con un par de temas propios muy currados y algunas versiones para enganchar al público. Desde el primer momento pudimos notar la tremenda fuerza que estos chicos irradian sobre el escenario. Con una base muy contundente en la que Álvaro, su batería, se hace dueño y señor de la furia que empuja al grupo hacia delante, se les veía muy conjuntados y sobre todo, con mucha actitud. Gran parte de la culpa la tiene Fran, su vocalista, que se dejó literalmente la garganta en cada canción.
El estilo que llevan a cabo estos My Own Tempest podría englobarse dentro del metalcore, aunque con influencias bastante dispares. Momentos épicos, unas guturales muy poderosas y también detalles técnicos que dejaron bien claro lo que estos chicos eran capaces de hacer. Abrieron con dos versiones como Cryomancer (de la banda Defiler) y White Light (de The Ghost Inside), muy seguros desde el primer momento y sin que se notara que era su primera experiencia en vivo. Los temas propios, Dream Hunters y Atmosphere, densos y duros, con diferentes cambios de ritmo que les daban mucha fluidez. No faltaron tampoco las versiones en la recta final del concierto, demostrando la amplitud de miras de la banda. Desde Parkway Drive o A Day To Remember, más cercanos al estilo que practican, hasta la poderosísima Ghost Walking de los americanos Lamb of God, demostrando que se atreven con todo, y provocando más de un pogo en el reducido espacio frente al escenario.
Precisamente fue con Ghost Walking como terminaron el concierto, corto pero tremendamente intenso, que nos dejó claro que son una de las bandas a seguir muy de cerca en este mundo del metal sevillano, que a veces te da sorpresas como encontrarte a estos chicos tan jóvenes haciendo una música de este estilo.
Llegaba el turno de Deathsurrection, llegados directamente desde Madrid para realizar este bolo en la Underground, y dispuestos a darlo todo sobre el escenario. Que en esta época, con las limitaciones que todos conocemos, una banda decida hacerse tantos kilómetros y gastarse la pasta para poder tocar en sitios diferentes, para abarcar cada vez más en el territorio patrio, es digno de mención, desde luego. Deathsurrection venían a plantar su bandera en Sevilla, como están haciendo en otras ciudades de todo el país, de Gijón a Murcia, porque saben que la próxima vez que vengan, los que les vean ahora estarán de nuevo para no perdérselos.
Y es que estos madrileños son otra de esas bandas que hay que seguir muy de cerca porque en cualquier momento dan ese salto necesario para convertirse en unos “grandes”. No será por falta de ganas, calidad y potencia, desde luego. Tal vez su estilo, el Deathcore, no sea el más consumido en nuestro país, y eso obviamente juega en su contra. Pero si gente como Angelus Apatrida o Toundra han conseguido lo que han conseguido, nadie dice que ellos no pueda lograrlo.
Con un setlist de siete canciones que bastaron para dar buena cuenta de su propuesto, Deathsurrection comenzaron con Erase, un puñetazo en la cara del público, que desde el primer momento se engachó con ellos. La energía de Gabriel a las voces y sobre el propio escenario es increíble, y hace que todo fluya de una manera muy natural. La furia seguía con Awekaning y Dementia, en el mismo orden que su primer EP Embrace Your Fate, lanzado en Septiembre de 2014 (y que suena genial, por cierto). Los chicos demostraron ir sobrados de técnica, e incluso muchos olvidaron que la banda en directo… ¡no lleva bajo! Es algo que pocas veces se ve, pero que en este caso no fue en detrimento de la potencia de la base, con un Rafael Arizmendi pletórico a las baquetas.
Después de otros dos temas propios, Relish y Fuck The Innocent, decidieron atacar la única versión que llevaban en el setlist, Yesterday Don´t Mean Shit, de los inolvidables Pantera. Una versión perfectamente ejecutado, incluso con un puntito más de mala leche, que sirvió de perfecta introducción al último tema, Embrace Your Fate, que da nombre a su primer trabajo. El broche de oro perfecto al concierto de estos madrileños que lo dieron todo sobre el escenario de la Underground, y que también supieron conseguir que la gente disfrutará al máximo con su potente directo.
Y para terminar la noche, los también sevillanos Kelevra, quizá la banda más alejada del estilo death/metalcore predominante en la noche. Estos jóvenes sevillanos cuentan igualmente con un EP de cinco temas de un estilo prácticamente inclasificable. Como en muchas ocasiones estamos casi obligados a poner etiquetas a todo, meteremos a Kelevra en el cajón de sastre del Rock/Metal Alternativo, con bastante influencia del Groove Metal sobre todo. Sus canciones son frescas, diferentes unas de otras, con poca linealidad entre ellas, y eso hace todavía más complicado encasillarles, algo de lo que considero que pueden estar orgullosos.
Abrieron fuego con Southern Bun, un tema con un comienzo curioso, basado en un potente riff que da paso a la melodía de voz. Agus, vocalista de la banda, estuvo algo nervioso al principio, debido sobre todo a problemas con los monitores, lo que hizo que no se sintiera a gusto hasta el tercer tema, donde ya se pudo desmelenar mucho más.
Icarus subió las revoluciones y consiguió que la gente se levantase (con ayuda de Agus), en un tema con una letra introspectiva que ya es marca de la casa de la banda. Después de ver… hizo que el grupo se asentara mucho más, que le cogiera el gusto al escenario, viendo también como el público comenzaba a disfrutar de pleno de la actuación. Con 24 Years y Hespérides, el grupo volvió a hacer gala de la gran cantidad de influencias con las que cuentan. En esta última quedó muy curioso ese momento “jazzístico” con Diego a la batería, que llamó mucho la atención de un público que supo apreciar ese tipo de detalles. Se acercaba la recta final, y Autumn Unclear supuso el toque emotivo de la noche, un tema dedicado a un amigo de la banda que por desgracia ya no se encuentra entre nosotros, un hermoso homenaje en forma de canción.
Verrad nos puso las pilas, con un Agus ya totalmente desatado, una base contundente con Diego y Fleim conformando el soporte perfecto para los afilados riff de Rubén. Cambios de ritmo, mucha intensidad y una letra que hizo que todo el público se viniera arriba. El preludio perfecto para la auténtica locura máxima de la noche, el tema que cerró su actuación, nada menos que Killing In The Name de Rage Against The Machine. Aquí sí que no hubo medias tintas, y todos a una, disfrutamos de un temazo emblemático, ejecutado con potencia y mucha velocidad, con parte del público incluso subido al escenario junto a Agus. Una explosión de adrenalina y caña que supuso el final perfecto a esta noche de metal en Sevilla, donde nos fuimos contentos y satisfechos, sabiendo que hay mucho talento más allá de las bandas de siempre, y que en cualquier sala pequeña, cualquier fin de semana, podremos encontrarnos de bruces con él.