Digan lo que digan, renovarse es sano, positivo y todo un ejercicio de superación. Es absurdo pretender que un artista no tiene ambiciones y que no quiera explorar nuevos límites.
Es evidente, además, que deje atrás antiguos seguidores y recoja nuevos por el camino. Sin olvidar los orígenes, es natural mirar hacia adelante.
Within Temptation ha querido evolucionar desde hace mucho tiempo. El disco The Heart of Everything supuso la cumbre de su carrera en el género sinfónico; un trabajo sublime que difícilmente podría ser superado. Decidieron, por tanto, dar un nuevo giro a su carrera y huir de logros completados.
Entonando el ‘renovarse o morir’, quizás de manera extrema, publicaron The Unforgiving, más ligero, más dinámico y más rockero. Hubo quién pensó que fue una traición atroz a sus orígenes, o un adiós forzoso al mundo de pelo largo y ropa de cuero.
Toda crítica es aceptable, pero no puede negarse que esta nueva senda comercial esta siendo muy fructífera. Nuevos aires que gustarán más o menos, pero el esfuerzo y el riesgo merecen ser valorados.
En este contexto nace Hydra. Corazón de dragón junto a una presentación inquietante. Segundo trabajo de esta senda más ligera. Con una promoción insuperable, la noticia de las participaciones de Tarja Turunen (ex-Nightwish) y el rapero Xzibit no hizo más que calmar a los viejos detractores e ilusionar a los nuevos seguidores.
Un trabajo enigmático envuelto por dos lazos, los singles Paradise (What about Us?) y Dangerous, y que las buenas nuevas auguraban sería el mejor regalo para este año.
Pongamos punto y aparte a esta introducción idílica y forzada. No han sido pocas las veces que un estreno prometedor ha precedido a un trabajo mediocre. Y lamentándolo mucho, las expectativas han superado al sexto trabajo de Within Temptation. Ni la colaboración con la reina del metal Tarja Turunen ni la fusión rock-rap con la ayuda del rapero Xzibit han podido tirar del carro, y no han hecho más que agravar la heterogeneidad de Hydra.
Tres o cuatro canciones bestiales no son suficientes para catalogar el trabajo completo de la misma manera. El que los singles sean atractivos no hace que el disco entero lo sea. Y quizás los holandeses han enfocado tanto el esfuerzo en algunos temas, que han descuidado el resto.
Descuidado no en cuanto al detalle, ya que la calidad de la edición ha sido brillante, sino a la originalidad de los temas. Al igual que su predecesor The Unforgiving, este nuevo Hydra puede dividirse en dos hemisferios claros; uno, con canciones a la altura; y otro, con temas de relleno.
En el norte, las canciones destacan sobre todo por las colaboraciones y por las mezclas originales que presentan como novedad. Canciones insólitas que abren el trabajo con un nivel muy alto, y que los holandeses no han podido mantener hasta el final.
Let Us Burn es la encargada de levantar el telón. Un comienzo discreto, lejos de sonidos poderosos y caóticos tradicionales. Carente de coros envolventes, tiene un estribillo agradable, pero insuficiente.
Dangerous, segundo single del disco, cuenta con la colaboración de Howard Jones (ex-Blood, Has Been Shed, Devil You Know) y entre las dos partes consiguen impulsar, por fin, el comienzo del trabajo. Una canción muy rápida, con un estribillo ágil y pegadizo, muy bien aderezada con la voz desgarradora del invitado.
And We Run es desconcertante. Tímido y tranquilo al comienzo, explota en un estribillo embrujador donde la voz de Sharon den Adel se funde de fondo mientras Xzibit, digamos que, rapea.
Hay que admitir que ha sido una sorpresa agradable cómo han manejado la fusión tan esperada entre géneros tan dispares, y han conseguido un resultado notable. Notable y no sobresaliente, ya que cuando uno comienza a disfrutar de la canción, se acaba. Cosas que pasan.
Y por fin llega la guinda del pastel, el zenit, en el súmmum, la verdadera gracia de este trabajo. La colaboración de dos reinas de la música sinfónica, dos rivales virtuales que han vestido sus mejores galas para unir sus fuerzas. Paradise (What Are About Us?) ha sido sin duda el sueño hecho realidad de muchos seguidores.
Primer single promocional de Hydra, fue la culpable de que las expectativas sobre el trabajo fueran poco realistas. Una canción histórica, muy equilibrada, pegadiza y sublime. La unión de dos fuerzas y todo un símbolo para muchos. Sin duda, los mejores minutos de este Hydra que hace sombra al resto del trabajo.
Y del hemisferio norte pasamos al sur, o del sur al norte, como prefiera el lector. Edge Of The World queda muy desfavorecidoa detrás del huracán, y no es más que una canción tribal e inocente que ayuda a que la tormenta amaine y pueda digerirse Se crece un poco al final, pero nada de qué preocuparse.
Silver Moonlight es toda una sorpresa y quizás colocada en las coordenadas equivocadas. Las primeras notas no presagian lo que esta canción jovial y arrolladora esconde. Un tema ideal para cuando uno se ve inmerso en una persecución épica por el bosque. Un estribillo animado por una voz masculina gutural que lanza un guiño al pasado de la banda.
Roses hace una clara referencia a los años 80, y Dog Days es un poco ridícula. Si la rima viral ‘mi corazón palpita como una patata frita‘ os pareció estrambótica, qué decir de ‘one, two, three, four, what are you waiting for?’. Un chiste de mal gusto que devalúa el trabajo.
Tell Me Why es más oscura y pesada, muy parecida a canciones que se pueden escuchar en su anterior trabajo The Heart Of Everything de 2007, pero pasa desapercibida.
Y The Whole World Is Watching cierra Hydra dejando un sabor de boca amargo. Una balada muy americana en la que participa Dave Pirner (Soul Asylum), tercer single de la banda, ideal para el público más candy-candy.
Y ya está. Al que le haya sabido a poco tendrá que esperar a una nueva entrega. Una pena que un disco que contiene canciones de gran calidad e icónicas termine siendo un trabajo bastante mejorable y totalmente desequilibrado.
Nada de coros celestiales ni sonidos escalofriantes. Alguna pincelada sublime en un cuadro soso y vacuo, cromáticamente heterogéneo y que no muestra al completo el potencial que los holandeses Within Temptation han sido y son capaces de ofrecer.
Aun así, hay que admitir que Hydra es un disco simbólico, casi histórico, y si se domestican las expectativas, puede que hasta llegue a sonar convincente.