Ipsilon, banda oriunda de Barcelona nos trae su primer trabajo de larga duración titulado Las Crónicas de Enki. Un disco que, en 10 cortes, ofrece la historia de la raza de los Anunnaki (originaria de los antiguos Sumerios). Desde la posible destrucción de Nibiru hasta el día en que la Tierra vive una catástrofe natural y solo un ser es capaz de salvarle.
Contando con colaboraciones importantes como la de Sherpa, Fran Soler, Gema Vau (Biosfear), José Vicente Broseta (Ópera Magna y Systemia) y William Uj (Inner Xpose, 1101). Ipsilon trae esta propuesta de Power Metal Progresivo, que a mi punto de vista, merece la pena escuchar tanto por melodías, letras, voz, narración e historia.
Los Anunnaki eran una raza superior, después de que su mundo se viera destruido tras las guerras, Enki se compromete a restaurar su hogar Nibiru. Desolación es el canto de Enki, prometiendo encontrar ese oro que pueda darle una segunda oportunidad a su planeta y a su raza. Es una balada que comienza con guitarra que predomina junto a la voz de Manuel. Acompañada de un bajo que marca la pauta junto con la batería y unos teclados que nos transportan al viaje que realizará el protagonista de la historia, con destino a Tiamat.
El Viaje, el único corte instrumental que tiene este trabajo. Destacan los sintetizadores y la guitarra, los cuales hacen unos solos bastante ricos y muy propios del sonido propio del Power. De este tema se disfruta mucho la ejecución de cada instrumento, llenando de energía y deleite el oído de quien lo escuche.
Tras un largo viaje y muchos peligros en el cinturón de asteroides, Enki llega a Tiamat. Lugar donde ve una nueva posibilidad de reinado, pero sabe que debe extraer el preciado metal para darle vida a Nibiru. Nuevo Mundo, que va llevando progresivamente por el remolino de sensaciones que Enki tiene al llegar a ese sitio. Ilusión al ver una nueva oportunidad para los Anunnaki, nostalgia de no tener a su gente cerca e incertidumbre por la forma correcta de actuar ante tal situación. Todo esto durante ocho minutos en los que se puede sentir esos cambios de tono y acentuaciones que cada quien da a la melodía y la intención que Manuel ofrece con su voz.
Eridú, nombre del cuarto tema y de la región dónde establece la base para la gente comandada por Enlil, hermano menor de Enki. Enlil ha asumido el título de heredero al trono por derecho de linaje. A pesar de no ser el primogénito, Enki es hijo de una concubina. Una disputa de títulos y responsabilidades. Enfrentamiento que Manu canta con esa voz tan característica, acompañada de una melodía llena de toques Progre y que da vida a ese suceso.
Han llegado más Anunnaki a Tiamat, para continuar con los trabajos de extracción. Las condiciones climáticas son distintas a Nibiru y deciden rebelarse, amenazando a Enlil con destruir Eridú. Rebelión, es el llamado de los Anunnaki a levantarse y luchar en contra del abuso de Enlil para con ellos. Llamado de guerra y muerte, a cambio de libertad y justicia. Un tema potente, lleno de fuerza y decisión por evitar injusticias y explotación, el toque del sintetizador y las guitarras junto a los guturales hace que el grito de los inconformes sea notorio. Las baterías imprimen esa fuerza con la que gritan su descontento.
Tras el desacuerdo de su gente ante las condiciones sofocantes ambientales, Enki decidió crear un ser con la capacidad de realizar la tarea de extracción pero que soportase las condiciones climáticas. Con ayuda de su hermana Ninmah, a partir de una criatura primitiva y propia de Tiamat, desarrollan lo que será una forma de vida que realice esta tarea. Génoma viene a contar todo ese proceso de decisión y creación. En el cual la suerte de esta criatura está echada. El diálogo entre Manu y Gema Vau, nos adentra en la historia y el juego de los teclados con las baterías, el bajo y la guitarra van dando esa intención de decisión y convencimiento. Un bridge con unas guitarras y un sintetizador muy propios del Power. Buscando calmar la ira de Enlil ante la inminente Rebelión.
La Ira de Enlil, comienza con un teclado que da antesala para disfrutar de la voz de Sherpa, quién da vida a Enlil. El cual se encuentra desconcertado por la decisión que Enki ha tomado al crear a estos dos seres y que han procreado para seguir esparciendo esta raza nueva. Manu y Sherpa hacen un buen dueto porque es un juego de voces muy ricas y las intenciones que le dan cada uno a su papel es interesante. Conforme va cantando cada uno la melodía va tornándose con enojo o con tintes de paciencia con miras hacia una nueva oportunidad, pero dejando en claro que Enlil quiere esclavos y no iguales. Unas guitarras con mucha caña que dan fuerza al tema y unos teclados que van de la mano con la situación.
Algunos Annunaki que continúan en la Tierra se fijan en las hijas de los hombres, deciden desposarlas y las raptan para llevarlas a su morada. Enlil se enfurece ante tal transgresión, ya que no solo las desposaron, sino que les dieron conocimiento secreto de Nibiru. Los Jardines del Mal, es un tema que comienza con una orquestación suave pero contundente, dando paso a una guitarra que nos comienza a dar la pauta de un tema más Power. Ya sea por el tempo que tiene y que, junto con el bajo y la batería, dan fuerza a todo el tema. Cabe destacar el bridge que tiene, con una línea de bajo que marca el paso de las guitarras y los sintetizadores para mostrar ese enojo o decepción ante la traición, para después bajar hacia una intención de una nueva ilusión ante la esclavitud al unirse estas dos razas y dar vida a Ziusudra.
Revelación, balada triste que cuenta como Enki le manda a su hijo Ziusudra a salvar a la humanidad. Le entrega unos planos para construir una embarcación y salvar la información genética de la gente que vive en Tiamant. Únicamente encontramos a Manuel, José Broseta y Jordi Longán en las voces y el teclado de este último. Con una melodía que nos envuelve en la incertidumbre y la tristeza ante la inminente destrucción de aquel mundo.
El Destructor, el final de esta aventura y que, con una duración de 20 minutos y con la participación de Manuel, José Broseta, Sherpa y Gema Vau en las voces, es un tema que las diversas emociones, ante la inminiente destrucción de la humanidad en Tiamant, se hacen presentes con cada diálogo de Enki, Enlil, Ninmah o Ziusudra. Pasando por una tensión, una seguridad, enojo, nostalgia y un poco de esperanza y deseo por preservar la raza híbrida. El cambio de intención en cada tramo de la melodía hace que no se torne tediosa o sosa (como puede llegar a pasar en todo tema con una duración extensa) y va llevando al escucha al final de esta historia. Hay que mencionar algunos momentos, en el minuto 05:09, podemos disfrutar de un solo muy enriquecedor de Fran Soler, quien le da un tinte agresivo al tema. Tinte que requiere en ese momento por el desarrollo del mismo. En el 15:33, la última intervención vocal de Gema da un poco de esperanza a la nueva raza, en cuyas manos han dejado un legado rico de sabiduría y el ciclo comienza de nuevo, dando así paso a un bridge bastante bueno en el minuto 16:13 a cargo de Carlos Alcaraz en la guitarra y pasando a unos sintetizadores muy sugerentes del final junto a unos bajos puntuales y ricos que amalgaman ese último dialogo entre Enki y Elil, en el cual se da una reconciliación y notan que todo ha terminado y es tiempo de que la humanidad haga su propia historia.
Finalmente solo me queda por destacar que, al ser su primer trabajo de larga duración, es una gran propuesta de Progre que una banda joven quiere mostrar a la escena nacional y también a la gente fuera de España. En mi opinión es un disco con un contenido rico de historia y trama, buenas orquestaciones, la voz de Manuel transmite la intención de cada tema. Los invitados, no tengo nada que decir puesto que es un trabajo bastante bueno. Y cada instrumento aporta su propia esencia y sentir en cada uno de los cortes, haciendo de este trabajo un material digno del Progre y con tintes de Power.
Felicidades a estos chicos quienes, creo yo, nos darán mas sorpresas gratas como este “Las Crónicas de Enki”. Y que a mas de uno nos ha dejado con un buen sabor de boca, recordándonos que la escena tiene talento bueno, prometedor y que busca trascender.