Los asturianos Warcry volvían a Sevilla después de varios años sin pisar la capital andaluza para presentar su nuevo disco, Inmortal, que apareció en verano, pero que hasta ahora no se ha podido escuchar en directo. De hecho, el concierto en la sala Custom era el primero de una gira que les llevará por varias ciudades de nuestro país, como nos tienen acostumbrados.
Ver a Warcry siempre es na experiencia ilusionante y enriquecedora. Pocos grupos del panorama del metal español tienen en la actualidad la capacidad de llamamiento que tiene Warcry. Cuando la mayoría de bandas asumen que la crisis ha hecho menguar al público de sus conciertos, y se adaptan a las circunstancias tocando en salas más pequeñas, los asturianos decidieron echar el resto y volver a la Custom, antigua sala Q, en donde ya llenaron en sus anteriores visitas. Esta vez no habría tanta afluencia de público, pero la gente llenó casi tres cuartos de la sala, unas 600 personas aproximadamente, algo que para los tiempos que corren está más que bien.
Y era curioso porque en los momentos previos al concierto se respiraba un ambiente festivo, como de reencuentro. Era como si muchos apasionados del heavy se hubieran reunido para aquel concierto, después de mucho tiempo sin verse. Es algo extraño pero esperanzador al mismo tiempo, que no hace más que señalar una vez más a Warcry como abanderados, a día de hoy, del heavy metal patrio, capaces de congregar al doble de público que la mayoría de bandas importantes, y además, a un público bastante variopinto.
Antes de entrar de lleno con lo que fue el concierto, hemos de aclarar un punto importante que sirve para ilustrar el resto de la crónica. La apertura de puertas estaba prevista para las 20:30 h, pero finalmente eran más de las 21 horas cuando la gente comenzó a entrar en la sala, con el consiguiente retraso en el comienzo del concierto, en casi 40 minutos. Algunos, entre los que yo mismo me incluyo, nos cabreamos un poco porque en la calle hacía un frío importante, y pensábamos que todo esto se debía a cualquier “capricho” por parte de la sala. Nada más lejos de la realidad.
Cuando comenzó a sonar la intro y las luces se apagaron, todos clavamos nuestras miradas expectantes en el escenario, mientras los cinco músicos de Warcry iban apareciendo poco a poco. El último, por supuesto, Víctor García, que acometió con furia desde el minuto uno el primer single de su nuevo disco Inmortal, Quiero Oirte, que además es la canción que abre este trabajo. Al darnos la espalda Víctor pudimos comprobar que en la cabeza llevaba un aparatoso esparadrapo blanco, una venda de un tamaño considerable que resaltaba entre su oscura melena. Todos nos quedamos sorprendidos, pero viendo que el cantante seguía moviéndose y actuando como si nada, no le dimos mayor importancia.
La canción sonó muy compacta, aunque la batería estaba algo desnivelada, cosa que se arregló en el segundo tema. El público respondió muy bien a este primer tema nuevo, se nota que es una de las mejores canciones que tiene Inmortal, con un estribillo marca de la casa, muy participativo, y un trepidante solo de Pablo García que ya desde el comienzo nos dejó claro que seguía siendo el showman de la banda.
Tras el primer tema llegó la aclaración de Víctor acerca de “su nuevo peinado”, como él mismo dijo. Al parecer, durante la prueba de sonido, uno de los técnicos de escenografía estaba colgando algo en el techo cuando su escalera, de metal, cedió y cayó sobre la cabeza del pobre cantante asturiano. Tuvieron que llevarlo corriendo hasta el hospital, donde le graparon la herida. El propio Víctor profundizó ayer mismo en su explicación sobre el accidente en su cuenta de Facebook, con una escalofriante fotografía no apta para sensibles.
Resumiendo, se te cae una escalera en la cabeza y te tienen que llevar corriendo para el hospital. Y lo primero que haces es pedir que te curen lo antes posible para empezar el concierto pronto. De ahí el retraso sufrido, esta vez con toda la razón del mundo. Huelga decir que todo el público se maravilló por la fuerza y el compromiso de García, que no dudó ni un instante en realizar el concierto a pesar de este aparatoso contratiempo, y no solo eso, sino que no se reservó en absoluto a lo largo de las dos horas y media de bolo, demostrando que está hecho todo un fiera. Un 10 para Víctor por su actitud.
Siguiendo con su nuevo disco, del que tocaron casi todos los temas, el grupo atacó Venganza con muchísima fuerza, siendo la respuesta del público también muy buena. Hay ya comenzamos a notar que Warcry quería dar preeminencia a sus temas nuevos, habiendo cambiado bastante el setlist que solía hacer en su gira anterior, y que quedó registrado en el DVD Omega, un extraordinario lanzamiento.
Una de las sorpresas de la noche llegó bien pronto, cuando el inconfundible riff de La Última Esperanza comenzó a sonar, poniendo a toda la sala a botar. El tema que abría Revolución también fue muy coreado, demostrando así el grupo que tiene material de sobra para levantar un concierto en cualquier momento. Fue todo un lujazo volver a escuchar esta gran canción, que dejaron aparcada en la anterior gira.
El grupo siguió desgranando temas para un público totalmente entregado. Contra el Viento fue cantado por todos, Cobarde puso el punto emotivo a la noche, y Coraje nos hizo desgarrarnos las gargantas a la par de un Víctor que no se guardaba nada dentro. Sabiendo lo de su accidente, era más impresionante verle moverse, cabecear, cantar hasta no poder más, ser todo un torbellino en el escenario. La profesionalidad de este hombre ha quedado fuera de toda duda, si es que alguien todavía las tenía. Eso sí, en ciertos momentos el cantante olvidó partes de la letra de alguna que otra canción, algo totalmente comprensible por ser las nuevas, y sobre todo, por las circunstancias comentadas anteriormente. El grupo salió del paso con humor, al igual que Pablo con los problemas técnicos de su guitarra, que le fastidiaron durante algunos temas.
Nuevo Mundo volvió a ser otra de las más coreadas por el público, con ese estribillo exultante y épico que hace que todos nos unamos en una sola voz. Siguieron cayendo temas nuevos de Inmortal, como Siempre, Vengaza o Gran Mago, parando un poco el concierto. Para ser sincero, entendía que el grupo quisiera presentar temas de este nuevo disco, pero creo que cometieron algún que otro error en el repertorio, dejando fuera, como luego veremos, temas muy insignes que todo el público quería escuchar, en favor de otros que dejaron un poco frío al personal. Era el primer concierto de la gira y supongo que nos cogieron de “conejillos de indias” para probar los nuevos temas, algo totalmente comprensible. Solo espero que hayan tomado buena nota y se hayan dado cuenta de los temas que sí funcionan de este nuevo disco, y los que no lo hacen tan bien.
La Vieja Guardía volvió a enaltecer los corazones de todos, no solo de los más veteranos, que además, se podían contar por decenas. Una canción que ya es imprescindible en el repertorio de los asturianos, lo mismo que Ardo por Dentro, esa vuelta al power más puro y duro, con una precioso introducción al teclado de Santi Novoa, estupendo en todo momento.
Amistad, otro de los temas de su anterior disco Alfa, también puso a botar a toda la sala. De hecho, creo recordar que fueron las dos únicas canciones que tocaron de su anterior disco. En ese sentido, el grupo debió notar que eran las que mejor funcionaban para el público, al igual que lo harán las del nuevo disco, y habrá un filtro esperable que vuelva a poner en el repertorio temas que nos faltaron a todos el pasado Viernes.
La Maldición del Templario y Huelo el Miedo volvieron a poner en liza a Inmortal, acercándonos ya a la última parte del setlist, con la gente coreando canciones como Nana o Alejandro entre canción y canción, esperando que el grupo respondiera. Sin embargo, la banda siguió con Un Poco de Fe, otro tema que encantó a los presentes. Y para finiquitar esa primera parte del setlist, ante del merecido descanso y los bises, la imperdonable Tú Mismo. Cuando un estribillo se convierte en un estandarte tan claro para todos los fans, escuchar este tipo de temas en directo es una auténtica gozada, que casi compensa por si misma el precio de la entrada.
La sala entera era una locura cantando al unísono aquello de “Nada hay bajo el sol que no tenga solución”, dejándose el alma en cada palabra, sabiendo que el descanso y el tramo final del concierto estaba cerca. Y por suerte, el descanso no fue demasiado prolongado, y en unos pocos minutos estos cinco mozarrones estaban de nuevo en el escenario para acometer los tres últimos temas de la velada. En la mente de muchos estaban tantas y tantas canciones que todavía no habían sonado, que creíamos que los bises tendrían que durar más de media hora. Sin embargo, nos tuvimos que conformar con solo tres canciones, eso sí, magníficas todas ellas.
La primera fue El Guardián de Troya, única referencia del grupo a Alea Iacta Est, ya que dejaron fuera otros clásicos como Aire o Espíritu de Amor, habituales en el repertorio. Aunque esos temas son enormes, sin duda el Guardián es lo mejor que el grupo lanzó en aquel disco, y es que es una verdadera maravilla a todos los niveles, técnica, espectacular, épica, brutal. Rafa Yugueros y Roberto García tuvieron momentos de lucimiento personal para demostrar que no son comparsas en un grupo en el que cada miembro sabe muy bien lo que tiene que hacer, y lo hace de forma extraordinaria. El público se dejó arrastrar por el epicismo del tema y acabamos totalmente extasiados con el último grito de Víctor García, en una especie de climax musical sublime.
La siguiente nos devolvió al disco Revolución con un tema que parece haberse convertido ya en uno de los clásicos más importantes de la banda, y muestra de ella es que lo escojan para la tripleta final del concierto. Devorando al Corazón nos puso la emoción a flor de piel a todos los que estábamos allí, con ese hermoso estribillo que todos coreábamos.
Anunciaron que la cosa se acababa, y aunque nos costaba creerlo, porque todavía teníamos muchas peticiones, todos sabíamos de sobra cuál iba a ser el último tema. Ese que no pasa nunca de moda, a pesar de los años. Ese que para muchos podrá parecer predecible, o anquilosado en otro tiempo en el que este tipo de reivindicaciones estaban a la orden del día, no como ahora. Un tema que sirve para muchos como un símbolo de lo que sienten cada vez que pegan sus oídos a un disco de rock o heavy metal, cada vez que van a un concierto con ganas de gritar y disfrutar de la música más estridente y hermosa del mundo.
Hoy Gano Yo, el infalible hit cierra-repertorio de los asturianos, tuvo el efecto esperado en el público. Acopio de las últimas fuerzas que nos quedaban a darlo todo para demostrar que hoy, al igual que las otras veces que Warcry visitaba Sevilla, ganábamos todos. El heavy sigue interesando a pesar de todo, y no había más que ver a aquella sala volviéndose loca con la interpretación de estos cinco asturianos, que saben muy bien cómo agradar a su público.
Éxtasis colectivo y punto y final para un concierto que, conforme pasan las horas, te va dejando mejor sabor de boca. Recuerdo que al salir estaba un poco decepcionado tanto por la elección del setlist como por algunos fallos puntuales ocurridos durante el concierto. He visto a Warcry tres veces incluyendo a esta, y creo que las anteriores estuvieron mejor, a todos los niveles. Eso no quita que el grupo no diera un magnífico concierto el pasado Viernes en Sevilla, y que la gente saliese muy contenta, pero es que a estos chicos, que han conseguido por méritos propios convertirse seguramente en la banda más grande de heavy nacional en este momento, hay que exigirles muchísimo.
Con el paso de las horas recuerdas solo los buenos momentos, esas magníficas canciones que sí tocaron, y acabas olvidándote de las que te faltaron. Entiendes lo del experimento con el repertorio en el primer concierto de la gira, y los fallos puntuales como consecuencia de todo lo sucedido antes del concierto, y no le das mayor importancia. Al contrario, aplaudes el esfuerzo que debió hacer Víctor, personalmente, para tocar ese día y cantar como cantó, cuando otros, por un simple resfriado o cualquier chorrada parecida te suspenden el bolo.
Warcry siguen siendo enormes y lo serán más cuando sigan rodando y tocando los temas nuevos de Inmortal. Nos tocó a Sevilla estrenarlos, y pagamos el pato en cierta forma. Y aún así, posiblemente haya sido el mejor concierto nacional en mucho tiempo en nuestra ciudad. Esperamos que no tengan que pasar otros tres años para volver a verles en directo.