No podemos afirmar que todos los guitarristas de la historia podrían ser identificados directamente por el sonido de sus instrumentos. Incluso ni siquiera los «grandes» de la guitarra. Pero hubo (y hay todavía, claro) en la historia unos pocos, cuyo sonido resulta tan inconfundible, que cualquiera con un poco de oído musical, lograría identificarles con sólo escuchar una cuantas de notas seguidas. Se me ocurre así, a bote pronto, el gran maestro Jimi Hendrix, Eric Clapton o Carlos Santana. No son muchos, desgraciadamente. Quizás porque los tiempos cada vez corren más austeros en lo que a verdadero arte se refiere, cuando hablamos de guitarristas. Las cosas parecen muchas veces «ir a peor» y es posible que esa sea la razón de fondo de porqué, un gran número de bandas de antaño, siguen hoy en activo, subiéndose a los escenarios casi con la misma fuerza que el primer día. Como por ejemplo, Los Stones.
Una de estas leyendas de la guitarra que aún permanece en activo es sin duda Brian May, muy conocido como «el guitarrista de Queen«. Es prácticamente imposible escucharle tocar cualquiera de sus guitarras y no saber que se trata de él, aún sin verle. Da igual el tema de que se trate, reciente con su nueva banda (The Brian May Band), o cualquiera de las miles de canciones que firmó junto a Mercury (la voz del rock) y el resto de sus compañeros de la mitica formación que compuso para los restos, esa obra inconmensurable que es Bohemian Rhapsody. Su guitarra, la que le construyó su propio padre siguiendo sus directrices cuando él a penas contaba con 20 añitos, es hoy todo un modelo que más de un fabricante ha imitado, y que se conoce como la Red Special. Así fue como la denominó el músico desde el principio «my red special», aunque yo personalmente, me quedo más con el otro apodo que a lo largo de los años se ganó dicho instrumento, a saber, The Old Lady (la señora).
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Que May es un enamorado de su propia guitarra resulta obvio. Escuchándole hablar de ella, no cabe ninguna duda: «hace aproximadamente 40 años que la fabricó mi padre, a partir de un diseño que hice intentando conseguir que mi guitarra tuviese más prestaciones que el resto de cuantas había entonces en el mercado… más manejable, más versátil, con un amplio rango de timbres y sonidos, mejor trémolo, y sobre todo con la capacidad de hacer el feedback que gente como Jeff Beck o Jimi Hendrix lograba a base de forzar sus instrumentos».
Pero el sonido brianmay no es sólo la guitarra, claro. ¿Cuántos, entre amateurs y profesionales, habrán fabricado réplicas de la Red, y sin embargo, cuantos Brian May conocemos? Porque el sonido de la guitarra de los grandes, es algo más. Su manera de moverla, de recorrer con sus dedos el mástil, de presionar o soltar las cuerdas, de abordar las escalas sin ceñirse a lo establecido, dejando a su imaginación volar libre para descubrir nuevos riffs, nuevos arpegios,… En definitiva, me inclino por la idea de que lo correcto es hablar del «sonido de un guitarrista» antes que del sonido de su guitarra, porque es el conjunto lo que hace que ese sonido se convierta en único e irrepetible.